En el mes de diciembre, una gran parte de las empresas va calculando las cifras de
cierre del ejercicio; estiman el beneficio que van a obtener y los impuestos que tendrán
que pagar.
Pero también hay casos en que el resultado del año son pérdidas y esto, aunque presenta
la ventaja de no tener que pagar impuestos, puede ser un inconveniente.
Un resultado negativo supondrá enfrentarse a dificultades para conseguir financiación y
para negociar pagos con proveedores.
Las pérdidas acumuladas en una entidad mercantil pueden dar lugar a que el el Patrimonio
Neto sea inferior a la mitad del capital social, con lo cual incurriría en causa
dedisolución.
¿Qué podemos hacer entonces para reducir las pérdidas?
⦁ Pues en realidad no mucho. Lo más sencillo sería eliminar gastos.
⦁ Podríamos ajustar las amortizaciones, por ejemplo. Si yo estoy depreciando un equipo
informático al 25% cada año, que es el coeficiente máximo determinado por SUNAT, podré
aplicar el mínimo en este ejercicio. No es observado si aplicamos una tasa menor de
depreciación, ya que estamos disminuyendo gasto y por consiguiente pagaremos más
impuesto.
⦁ También conviene ajustar los gastos pagados por anticipado, de modo que se aplique tan
solo la parte que corresponde al ejercicio. Si abonamos un seguro en el último trimestre
del año en una cuota única, parte de ese pago y, por tanto, de ese gasto, corresponde al
ejercicio siguiente. Lo mismo puede ocurrir con el pago de intereses o gastos bancarios.